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Arabia Saudí ha logrado una victoria contundente sobre el fútbol español con un marcador de 3-0. Este éxito se ha visto reflejado en diferentes aspectos, como la celebración de la Supercopa de España en Arabia Saudí desde 2019, la colaboración entre La Liga y Visit Saudi para promocionar el turismo saudí, y el cambio de nombre del estadio del Atlético de Madrid a Riyadh Air Metropolitano. Todo esto ha sido posible gracias al fenómeno del sportwashing saudí, que ha logrado infiltrarse en el fútbol español y en otros ámbitos deportivos.

Además de estos ejemplos, se han observado movimientos de futbolistas y entrenadores españoles hacia la Liga saudí, como Cristiano Ronaldo, Neymar Jr, Nacho Fernández, Míchel, Fernando Hierro, Karim Benzema y Gabri Veiga, entre otros. Estas figuras, que antes jugaban en España, ahora contribuyen a mejorar la imagen de Arabia Saudí en el ámbito deportivo. A pesar de las controversias y abusos cometidos por el país, como las ejecuciones de personas, la represión de la libertad y la igualdad, y la situación de los trabajadores migrantes, el deporte se ha convertido en una herramienta para promover la agenda internacional del príncipe heredero Mohammad bin Salman.

Sin embargo, es importante destacar que esta apertura hacia el deporte también tiene su lado oscuro, como en el caso de Manahel al Otaibi, una profesora de fitness condenada a 11 años de prisión por publicar fotos en redes sociales sin abaya. Estos abusos, junto con la posibilidad de que Arabia Saudí organice el Mundial de la FIFA en 2034, plantean un desafío para el mundo del fútbol y la sociedad en general. Es necesario que las instituciones deportivas implementen cambios reales, que la afición se manifieste en contra de estas prácticas y que se busque un punto de inflexión para revertir esta situación.

En definitiva, el sportwashing saudí ha logrado consolidarse en el fútbol español y en el ámbito internacional, normalizando acciones que deberían ser cuestionadas. A pesar de los logros deportivos, es fundamental no perder de vista los abusos y violaciones de derechos humanos que se perpetúan en el país, en aras de una imagen positiva en el deporte. La sociedad y las instituciones deportivas tienen la responsabilidad de no permitir que la pelota se manche, tal como señaló Maradona, y de trabajar en conjunto para cambiar estas tendencias blanqueadoras que afectan al deporte y a la sociedad en su conjunto.