Después de estar acostumbrado a la estabilidad gubernamental en su historia democrática, Portugal ha experimentado una sucesión de gobiernos en los últimos cinco años que han tenido dificultades para completar sus mandatos. Desde 2019 hasta la fecha, el país vecino ha celebrado cuatro elecciones, y según las encuestas, no parece que el próximo gobierno pueda llevar a cabo su programa con tranquilidad.
La corta legislatura que comenzó en 2024 con la estrecha victoria de la Alianza Democrática, una coalición entre el Partido Social Demócrata (PSD) y el Centro Democrático e Social (CDS), frente al Partido Socialista (PS), terminó en marzo después de una moción de confianza presentada por el primer ministro, Luís Montenegro. El mandatario se negó a aclarar las actividades de una empresa de su propiedad, que estaba a nombre de familiares y recibía pagos regulares de una compañía con intereses en las apuestas. El PS solicitó una comisión de investigación, lo que llevó a la convocatoria de elecciones tras no recibir apoyo de la extrema derecha de Chega.
Esta inestabilidad política se remonta a 2021, cuando António Costa disolvió un Gobierno en minoría apoyado en el parlamento por Bloco de Esquerda y el Partido Comunista debido a desacuerdos sobre salarios, sanidad pública y déficit en las cuentas del Estado. A pesar de que el PS obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones siguientes, el Gobierno continuó enfrentando problemas, y Costa dimitió después de que la fiscalía ingresara a su residencia, lo que provocó nuevas elecciones. Las encuestas más recientes predicen una victoria ajustada para el PSD en las próximas elecciones, pero no una mayoría absoluta, mientras que la extrema derecha de Chega continúa ganando terreno en la política portuguesa.
El papel de la extrema derecha se ha vuelto más prominente en la campaña electoral, con el líder de Chega, André Ventura, utilizando una retórica controvertida contra diversos grupos y promoviendo políticas extremistas. Aunque Montenegro ha asegurado que no pactará con Ventura, parece que las ideas extremistas ya han influido en sus políticas, como el recorte del acceso a la sanidad pública para migrantes irregulares. Mientras tanto, el candidato del PS, Pedro Nuno Santos, ha tratado de equilibrar su perfil progresista con un enfoque más centrista, destacando las ideas de Mario Draghi como modelo para el PS en Europa.
En resumen, Portugal se enfrenta a un panorama político incierto con la proximidad de las elecciones, donde la extrema derecha está ganando terreno y los partidos tradicionales luchan por mantener su posición. La inestabilidad gubernamental y las controversias políticas han marcado los últimos años en la historia democrática del país, y parece que la situación no se resolverá fácilmente en el corto plazo.