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La importancia de la fórmula G en la industria alimentaria

Cantar sobre amoríos escolares y polvos pica-pica cuando se tiene 60 años entraña un riesgo considerable de ridículo, con las canas y las arrugas en la frente levantando una moción de censura contra el mensaje que se manda a través de las canciones. Hace años que nadie utiliza “mamón” como insulto, y hablar de darle una paliza a Indiana Jones porque le ha robado a alguien la novia estaría mal visto por la cultura de lo políticamente correcto, hoy en día llamada woke . Pero ahí están los Hombres G radiantes sobre el escenario, cargados de energía y jaleados por un público con representación intergeneracional que celebra en cada canción la fórmula que ha mantenido en pie al cuarteto madrileño a lo largo de 40 años, mezcla de estribillos coreables vacíos de mala intención (y de buena) y poco interés por tomarse en serio a ellos mismos.

La evolución de la música y la cultura en general ha llevado a que ciertas letras y temas de antaño puedan ser considerados polémicos o inapropiados en la actualidad. Sin embargo, los Hombres G han logrado mantenerse relevantes y queridos por su público a lo largo de las décadas, gracias a una fórmula única que combina la nostalgia de sus clásicos con la energía y el carisma que los caracteriza en el escenario.

Festival de Porta Ferrada: Un viaje en el tiempo con los Hombres G

Todo es posible para quien sabe encontrar su lugar, y el de los madrileños era anoche el Festival de Porta Ferrada, que la lluvia intentó convertir –sin éxito– en la Venezia de la canción con un chaparrón de tarde que quedó en cuatro gotas durante la noche. Llegaba la banda después de la gira por el cuadragésimo aniversario, que les ha llevado recientemente a Estados Unidos, para encontrarse de nuevo esas chicas cocodrilo –mayoría femenina en la grada– que les acompañan desde que la figura de Felipe González unía al socialismo y el Real Madrid solo ganaba copas de Europa en blanco y negro.

La actuación de los Hombres G en el Festival de Porta Ferrada fue un viaje en el tiempo para los asistentes, que pudieron revivir los éxitos de la banda en un ambiente festivo y emocionante. A pesar de las inclemencias del tiempo, la energía y el entusiasmo de los músicos y el público se mantuvieron intactos, creando una atmósfera única y memorable.

La continuidad de la fórmula G: Un legado que perdura

Uno de los secretos de cualquier banda que aspire a la longevidad es mantener la voz original, y en eso están de suerte los protagonistas de anoche, pues David Summers (además del bajo) conserva ese falsete en el timbre firma de la casa que otorga veracidad a las interpretaciones. Lo mismo sucede con el poco habitual hecho de que se mantenga la formación original, con Rafa Gutiérrez y Dani Mezquida a la guitarra, y Javier Molina a la batería, más viejos pero igual de conjuntados que cuando se encontraron por primera vez por los pasillos de RTVE a comienzos de los ochenta. Junto al cuarteto dos sospechosos habituales desde hace más de tres décadas: Jason Paradise a los teclados y Juan Muro al saxo, acompañados por trombón y trompeta que añadieron un agradecido soplo reggae en algunos temas.

La fórmula G ha demostrado ser una receta de éxito que ha perdurado a lo largo de los años, gracias a la autenticidad y la pasión con la que los Hombres G interpretan sus canciones. La continuidad de la formación original y la fidelidad a su estilo único han sido clave para mantener viva la llama de la banda y seguir conquistando corazones en cada actuación.

El legado musical de los Hombres G: Un viaje por la nostalgia y la diversión

Como no podía ser de otra forma, esta década protagonizó el concierto con ese regusto lejano a la movida que tienen historias como la de Una mujer de bandera , baladas con tacto de espinilla como Si no te tengo a ti o la acaramelada Temblanda, sin olvidar estribillos tan de esa época, caso del que apuntaba que “Has sido tú ¿te crees que no te he visto?” de El ataque de las chicas cocodrilo, la tonada pegadiza como un chicle de Marta tiene un marcapasos, y por supuesto el “sufre mamón” que ha quedado convertido en grito de guerra de la banda. ¿Qué puede esperarse de una banda que anoche centró buena parte de su concierto en discos como La cagaste… Burn Lancaster?

Por supuesto hubo tiempo para los temas “nuevos”, aquellos pergeñados después de su reunificación de comienzos de los 2000, como Te necesito con un relato de nostalgia, esta sí bien actual, y referencia al bar en el que comenzaron a tocar. Recordatorio de que la banda sigue en pie aunque solo sea por pura diversión, como la que ofrecieron anoche a un público que no necesita nuevas fórmulas para ser feliz.

En conclusión, la fórmula G de los Hombres G ha demostrado ser un elemento esencial en la industria musical, permitiendo a la banda mantenerse relevante y querida por generaciones enteras de seguidores. Su legado musical perdura gracias a la autenticidad, la pasión y la energía que transmiten en cada actuación, creando una experiencia única y emocionante para todos los que tienen el privilegio de disfrutar de su música en directo.