Steve McMichael, ex jugador de la NFL, no pudo asistir a la ceremonia del Salón de la Fama debido a su batalla contra la esclerosis lateral amiotrófica en etapa avanzada. Sin embargo, la ceremonia fue llevada a él en su casa en Homer Glen, Illinois. Acompañado por ex compañeros de los Bears de Chicago y su esposa Misty, McMichael fue honrado con un saco dorado y un busto de bronce en un emotivo tributo.
Conocido como «Mongo» y famoso por su personalidad extrovertida, McMichael fue un jugador temido y uno de los mejores defensivos de la historia. Se convirtió en el cuarto jugador defensivo del equipo de los Bears de 1985 en ingresar al Salón de la Fama junto a otras leyendas como Richard Dent, Mike Singletary y Dan Hampton.
Durante la ceremonia, se destacó la increíble carrera de McMichael en la NFL, donde disputó un récord de franquicia de 191 juegos seguidos y logró 92 1/2 capturas, solo detrás de Dent en la historia de los Bears. A pesar de su lucha contra la ELA, McMichael se mantuvo firme y agradeció a los Bears, a sus aficionados y a la ciudad de Chicago por su apoyo a lo largo de los años.
Además de McMichael, otros jugadores destacados como Dwight Freeney, Randy Gradishar, Devin Hester, Andre Johnson, Julius Peppers y Patrick Willis también fueron incluidos en el Salón de la Fama. Cada uno de ellos dejó una marca indeleble en la historia de la NFL con sus impresionantes logros y habilidades en el campo.
Freeney, conocido por su paso por los Indianapolis Colts, registró 125 1/2 capturas y forzó 47 balones sueltos en su carrera. Hester, famoso por sus devoluciones de patadas, anotó 14 touchdowns en esta faceta del juego, estableciendo un récord de la liga. Willis, a pesar de jugar solo ocho temporadas, tuvo un impacto significativo con los San Francisco 49ers, siendo reconocido con múltiples premios y selecciones al Pro Bowl.
Peppers, un ala defensiva dominante, acumuló 159 1/2 capturas a lo largo de sus 17 temporadas en la liga. Johnson, un receptor abierto talentoso, registró más de 1,000 recepciones y más de 14,000 yardas en su carrera. Gradishar, finalmente, tuvo la espera más larga de la nueva clase, ingresando al Salón de la Fama 41 años después de retirarse, siendo una pieza fundamental en la famosa defensiva «Orange Crush» de los Denver Broncos.
En resumen, la Clase 2024 del Salón de la Fama de la NFL es un testimonio de la excelencia y el legado duradero de estos increíbles jugadores que dejaron una huella imborrable en el deporte y en la historia de la liga.