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El ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha negado categóricamente tener conocimiento de la denominada ‘Operación Cataluña’, una serie de maniobras policiales contra el soberanismo catalán que se llevaron a cabo sin control judicial. Durante su comparecencia en el Congreso, Rajoy ha insistido en referirse a lo que él llama «la operación catalana de verdad», en alusión al referéndum soberanista y otros eventos políticos del proceso independentista.

Rajoy ha rechazado cualquier implicación en las operaciones policiales contra el soberanismo catalán y otros adversarios políticos, como Podemos. En respuesta a preguntas de la portavoz de Podemos, Ione Belarra, sobre presuntas actividades de espionaje, Rajoy ha afirmado que desconocía esos hechos y ha desestimado la importancia de investigar a miembros de las Cortes.

Cuando Belarra ha señalado informes policiales que evidenciaban investigaciones sobre Podemos y órdenes para realizar búsquedas, Rajoy ha minimizado la situación, afirmando su postura democrática y rechazando la idea de espiar a políticos. Ante cuestionamientos sobre controversias relacionadas con el Partido Popular y acusaciones de corrupción, Rajoy ha eludido las preguntas, mostrando desdén hacia los partidos de la oposición.

En un momento de tensión, Belarra ha interrogado a Rajoy sobre su conocimiento de las actividades de su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, insinuando si los consideraba «tontos». La respuesta evasiva de Rajoy y su negación de eventos controvertidos han generado críticas y reacciones airadas de los partidos de la oposición, acusándolo de falta de transparencia y responsabilidad.

Durante su intervención, Rajoy ha recurrido a ironías y burlas, incluso al referirse a bulos sobre líderes políticos de la oposición. Su insistencia en desconocer asuntos delicados y su defensa de su gestión política han provocado descontento y escepticismo entre los legisladores presentes. A pesar de las acusaciones y reproches, Rajoy ha mantenido una postura desafiante y ha rechazado las críticas, calificando la comisión como un espectáculo mediático.

En un intercambio acalorado con el portavoz socialista, Rajoy ha criticado la legitimidad de la comisión, sugiriendo motivaciones políticas detrás de sus acciones. Su reticencia a abordar cuestiones espinosas y su actitud desafiante han exacerbado las tensiones en el Congreso, generando un ambiente de confrontación y desconfianza entre los legisladores. A medida que la audiencia se tornaba más hostil, Rajoy ha reafirmado su posición, desestimando las críticas y defendiendo su legado político con firmeza.