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Título: Memorias del 20 de septiembre de 2024

La Habana/ La ofensiva antirreligiosa en Cuba comenzó con la llegada al poder de Fidel Castro en enero de 1959. Desde temprano, se desató una campaña en contra de la iglesia y de la práctica religiosa en la isla. Como adolescente en aquel entonces, fui testigo de cómo se expulsó a decenas de sacerdotes del país, dejando las iglesias casi vacías. El miedo a ser señalado como «contrarrevolucionario» llevó a muchos a evitar los templos, y la intolerancia religiosa se apoderó de la sociedad cubana.

Recuerdos de la Ofensiva Antirreligiosa

Recuerdo con claridad los actos de vandalismo que presencié durante aquella época. Los gritos que interrumpían las misas, los escapularios arrancados con violencia y las ofensas dirigidas a los curas eran moneda corriente. Estos atropellos formaban parte de una estrategia para eliminar cualquier vestigio de religión en la isla. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del régimen por borrar estos recuerdos, es importante recordarlos para comprender cómo la intolerancia y la falta de espiritualidad marcaron a nuestra sociedad.

Impacto en la Sociedad Cubana

La ofensiva antirreligiosa dejó secuelas profundas en la sociedad cubana. La falta de libertad religiosa y la represión de la práctica de la fe afectaron la identidad y la moral de muchos cubanos. La imposición de una ideología única y la persecución de cualquier forma de pensamiento divergente crearon un clima de miedo y desconfianza entre la población. La espiritualidad, que es parte fundamental de la vida de muchas personas, fue relegada a un segundo plano en favor de la adhesión inquebrantable al régimen.

Rescatando la Memoria Histórica

Es fundamental rescatar la memoria histórica de aquellos tiempos para no repetir los errores del pasado. Recordar los actos de intolerancia y represión que se cometieron en nombre de la revolución nos permite reflexionar sobre la importancia de la libertad religiosa y la diversidad de pensamiento en una sociedad democrática. El respeto a las creencias y prácticas religiosas de todos los ciudadanos es esencial para construir una sociedad inclusiva y respetuosa.

En conclusión, los recuerdos del 20 de septiembre de 2024 nos invitan a reflexionar sobre los efectos de la intolerancia y la represión en la sociedad cubana. Es necesario recordar estos eventos para no olvidar las lecciones del pasado y trabajar hacia un futuro donde la diversidad de pensamiento y la libertad religiosa sean respetadas y protegidas.