El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una polémica internacional al amenazar con romper el alto el fuego en Gaza si Hamás no libera a todos los rehenes israelíes previstos para el sábado. En un giro inesperado, el mandatario ha expresado desde la Casa Blanca que «si no lo hacen, se desatará un infierno». Esta escalada de tensiones se produce después de que Hamás anunciara que pospondría la liberación de los rehenes «hasta nuevo aviso» debido al incumplimiento de los términos de la tregua por parte de Israel.
La situación se ha vuelto aún más tensa con las acusaciones de las Brigadas Qassam, el brazo armado de Hamás, que denunciaron que Tel Aviv ha continuado bombardeando Gaza después del alto el fuego, causando la muerte de al menos una treintena de personas. Qassam ha declarado que seguirá monitoreando las violaciones de Israel y su incumplimiento de los términos del acuerdo como justificación para posponer la entrega de rehenes programada para el sábado.
El pasado fin de semana se llevó a cabo el quinto intercambio de prisioneros entre Gaza y Tel Aviv, en el que Hamás liberó a tres rehenes mientras Israel devolvía a 183 prisioneros y detenidos. Sin embargo, la confianza en las garantías de Washington para mantener el alto el fuego se ha visto socavada por los planes de Trump de expulsar a los palestinos de Gaza, lo que ha generado un clima de incertidumbre y desconfianza en medio de las conversaciones en Qatar para abordar la segunda fase del cese de hostilidades.
En un giro impactante, Trump ha reiterado su apoyo a un plan de limpieza étnica en Gaza, alimentando aún más la tensión en la región. Sus declaraciones amenazantes de «canclearlo todo» si los rehenes no son liberados para el sábado a las 12:00 han generado preocupación y rechazo por parte de Hamás, que ha instado a respetar el acuerdo vigente para evitar complicar aún más la situación en Gaza.
La comunidad internacional ha reaccionado con consternación ante las amenazas de Trump, con Sami Abu Zuhri, un alto cargo de Hamás, señalando que el lenguaje de las amenazas solo complica las cosas y que es fundamental respetar el acuerdo para traer de vuelta a los prisioneros.
Presiones a Egipto y Jordania
La tensión se ha intensificado con las presiones de Trump sobre Jordania y Egipto para aceptar un éxodo forzado de palestinos de Gaza. Ante la resistencia de ambos países árabes, el presidente ha amenazado con detener la ayuda estadounidense, lo que podría tener consecuencias significativas en la región.
Trump ha instado a Jordania y Egipto a aceptar el éxodo forzado de palestinos como parte de su plan para transformar Gaza en un negocio inmobiliario, generando preocupación sobre la estabilidad regional. Las conversaciones con ambos países han sido tensas, con Egipto emitiendo un comunicado instando a la comunidad internacional a adoptar una visión política unitaria para abordar la crisis palestina y proteger los derechos básicos de los palestinos.
El plan de Trump de expulsar a los palestinos de Gaza ha sido recibido con rechazo por la comunidad internacional y los países árabes, que ven en esta medida una violación flagrante de las leyes internacionales y una repetición de la Nakba que tuvo lugar entre 1947 y 1949. La situación en Gaza sigue siendo volátil, con la incertidumbre y la desconfianza marcando el camino hacia una posible escalada de violencia en la región.